La llegada en un camino largo siempre inspira felicidad y emoción por el trayecto realizado y por los sacrificios que uno tuvo que dejar para poder lograr cruzarla. Porque si de objetivos se trata, hay veces que algunos logros cuestan más que otros y los daños comienzan a repercutir con el correr del tiempo.
Meneguzzi en este caso se paraba bajo los tres palos con el orgullo de vestirse con el escudo de Lutgardis Riveros en su pecho, pero con el sometimiento de los dolores que con el tiempo han comenzado a aquejarlo.
Si bien este problema lo había hecho amagar a finalizar su trayectoria como jugador, el amor por el fútbol y su club lo hicieron volver a ponerse el buzo. Pero cuando la balanza de jugar con el corazón, pero a costa del cuerpo empieza a desbalancearse, la decisión de poder irse con la frente en alto es el mejor regalo que un deportista de su calibre puede recibir.
Y el «1» disputando su partido contra Atenas en el «9 de julio» pudo lucirse y dejar el arco en 0 para lograr la victoria frente al «Albo» y finalizar así, su gran aventura como guardameta.
En sus redes sociales, el arquero se expresó y contó sus sensaciones: «Volví con más ganas que estado, volví por una deuda conmigo y creo que quedó más que saldada. Volví por un amor a los colores, un amor que no termina, solo cambia de forma. Pasaron 32 años de aquel nene que jugaba al centro, al hoy este viejito que juega más con el corazón que con el físico. Pase muchas cosas que son solo anécdotas. Hoy, a pocos minutos de mi último partido, siento los nervios del primer día y los dolores de estos días. Con los ojos llenos de lágrimas y silbando bajito, hoy me toca despedirme. Eternamente, gracias y un por siempre hasta luego mi querido Club Atlético Lutgardis Riveros Gigena.«
Fotos: Prensa Riveros
