Tito Bossio llegó a su ciudad natal y fue agasajado a la entrada del pueblo.
Reconocer el trabajo y la labor de un deportista es algo que ellos catalogan como «una caricia al alma». Porque a veces, quizás no alcanza con que los títulos o trofeos sean solamente los que te sigan.
Pero para eso simplemente hay que tener habilidad para un deporte o disciplina, hay que tener atributos humanos que caractericen al deportista y que despierte en la sociedad un orgullo por lo que él hace. Bossio para Adelia Maria no es solo un atleta que fue a Nueva York, para ellos es «El Tito». Esa persona humilde y buena que se lo puede cruzar por la calle y que saludará con una sonrisa.
Por estos motivos quizás, cuando Bossio llegó a Adelia Maria una caravana de autos con bocinazos empezaron a escoltar en su entrada a un pueblo orgulloso por su logro. No trajo consigo una medalla de ganador, pero llevo el nombre de la localidad a lo alto.
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