"Aromas de un domingo de fútbol"

Cerrá los ojos por un ratito, imaginemos juntos.

Aromas de domingo…

Te acostas el sábado a la noche pensando que mañana es otro domingo de fútbol. Descansas. Amaneces, te levantas y preparas el desayuno o como es domingo unos buenos mates. La familia que se despierta y vos ahí. Tu corazón empieza a latir. Te corre una sensación de ansiedad pero a la vez de felicidad. El bolso ya listo, miras el reloj y faltan algunas horas. El almuerzo casi está, la mesa se llena de charlas. Te levantas porque ya es hora de partir. Llegas a tu club. La tranquilidad de una cancha vacía se apodera de vos. Algún que otro tero revolotea sobre el verde del campo de juego. Alguien que a lo lejos grita en la cantina que ya llega el pan para los choris. Y ahí estás vos. Extendiendo la mano y fundiendote en un abrazo con tus compañeros que van llegando. Alguna que otra arenga anticipada, «Dale que hoy tenemos que ganar.»
Te vas preparando. Sabes que en un rato se escuchará el pitazo del árbitro para que la pelota empiece a rodar. Observas que las tribunas se van colmando y ahí está tu gente. La que te apoya desde afuera. La que es de tus mismos colores, y la que quiere verte dentro de la cancha defendiendo su club. Llega el DT, el profe, el camillero, la policía y todo va tomando ritmo. Te preparas, viene la charla técnica, viene la entrada en calor y tu corazón se acelera. Entras al vestuario, abrazas a tus compañeros en una ronda y se viene la arenga. El capitán se acomoda su cinta y comienza a hablarte. Minutos después se abre la puerta del vestuario y salís… Pisas la línea de cal y comienzan los aplausos por el aire. Vos extendes la mano hacia arriba. Saludas. La pelota se pone en el centro de la cancha. Se escuchan las arengas finales de tus compañeros. El árbitro mira a sus asistentes, observa por última vez su reloj y hace sonar su silbato. Empezó el juego.

Ahora el resto queda en tu imaginación.