En un pequeño viaje en el tiempo, Alberdi pateaba el tablero e incorporaba a sus filas jugadores con gran renombre y ponía en el banco con el buzo de DT a Carlos Oyola. ¿Cual era el objetivo? Salir de la zona de descenso, ya que los promedios no ayudaban para nada al «Mercedario» tras la caída de Sportivo Municipal en el Clausura pasado.
El objetivo no era nada fácil ya que, según algunos cálculos matemáticos, la campaña que debían realizar era ganar prácticamente casi todos los partidos y evitar que los recién ascendidos hicieran una campaña de mitad de tabla para arriba.
Entonces con Oyola a la cabeza y un renovado equipo, los partidos comenzaron a desarrollarse y las victorias comenzaron a llegar. El plantel entendió el mensaje que le había impuesto el DT y con un gran juego agresivo y punzante en el ataque ganaban todas las fechas que se venían.
Fue una gran cantidad de victorias que le permitieron colocarse líderes y comenzar a alejarse de los equipos que buscaban acecharlo, excepto Accion Juvenil. Fueron tres derrotas en el ciclo: Toro Club, Ateneo Vecinos y el ya mencionado «Aurinegro» (cayó en la fecha 17 en General Deheza).
Por lo tanto la gran campaña realizada era una realidad y el foco de salir del descenso se transformó en buscar salir campeón para lograr cerrar con broche de oro la gestión realizada de haber logrado el objetivo de subir en la tabla de promedios.
La victoria no llegó, pero es de reconocer lo realizado por Carlos Oyola y su equipo que no solo lograron una campaña de puntos increíble en la que el campeón y el escolta finalizaron con 46 unidades (cifra anormal en un torneo corto) sino que jugaron una final de campeonato, algo que no se esperaba teniendo en cuenta el objetivo inicial.
